Vetas de la corteza

Ella era así,
Sólo corteza de piel,
piel de serpiente,
que debía mudar.
por vieja y desgastada.
por sentirse, mancillada y humillada.
desde temprana edad.
maltrataba al hombre por sentir desde su tierna inocencia,
que el hombre odiaba su condición, de la manera mas contradictoria..
y cómo contar, cómo sentirse al contar,
que si ellos querían puta, puta tendrían.
y si, mascullaba, si, su odio hacia lo masculino.
su odio ancestral, generación trás generación.
dando donde mas duele, de la manera mas contradictoria.
y a la vez, deseaba amar, y comprender,
el sentir de cada hombre cada vez,
El porqué sentía que no había hombres buenos,
que no existía ya amor hacía el género opuesto.
hacía ella, y su madre, y su abuela,,,
hacía el, y su padre, y abuelo, y bisabuelo...
¿que ocurrió hace décadas, para que ella odiara de esta manera?,
al hombre y a la mujer, que era ella también.
y a la vez intentara amar con toda la potencia del amor propio.

(sirena varada. bunbury)

La sumisión, un disfraz...¿autoimpuesto tal vez,?
Recuerdo de la mano de hierro.
Sin guante de seda.
Pero ahora el hombre, ya no gustaba de aquel traje,que él mismo confeccionó,sin darse cuenta, O dándose.
Traje hacía el género opuesto para su propia comodidad, para no hacer esfuerzo alguno a la hora de convivir, para no pensar.
Porque es mas fácil el no porque no, el porqué lo mando yo. Que soy hombre y soy Dios.
Ahora ese traje de la sumisión de la mujer, le hacia verse hombre malvado al mirarse en su propio espejo, y eso, daba poder hacía la mujer.  Él pensaba.
Ademas era mas sencillo en estos tiempos de emancipación, mas fácil y menos inteligente; y por ello más cómodo, vestir a la mujer de poder, para seguir siendo él, pero dejándose hacer, y así seguir sin dar el paso, ese que parecía costaba tanto, y así seguir cómodo en su atril.
Igualarse ella a las responsabilidades de él, pero sin quitarle el poder.
Si, ahora el hombre impostor, que no todos eran de aquella condición, imponía traje nuevo a la mujer, aprovechándose de su emancipación.
y Ella buscando siempre defender al hombre,
cumplir su deseo, de ser entonces libre, salvaje, amada siempre.
Sin saber el doble juego, el arma de soble filo, la moneda de doble cara.
Y ella, sabía que su traje no era natural. Que lo natural era ser algo.. Que de tan antiguo no podía recordar.
Y sin poder explicar lo difícil que era quitar un traje tatuado, hacía lustros,
(Izal, Sueños lentos, aviones veloces)

Una incógnita, que el hombre enterró , en sus arcas de libros antiguos.
En nombre de un Dios inexistente, invento de si mismo.

Inexistente en el corazón del planeta, el dolor y el amor. Sólo energías que transformaban su cuerpo. Moldeando de manera acertada la energia mas poderosa y brillante, energia de amor.
Pues no cabía pensar que podría existir gente con maldad.
Pero en estos tiempos de falta de amor
la maldad del hombre hacia la debilidad de la mujer.
La maldad de la mujer hacia el poder del hombre, alejaba a la humanidad de su evolución, dejandose caer por el barranco de la autodestrucción.
Alejando dia tras día la conexión de la especie humana con su naturaleza, que era la misma naturaleza de aquel planeta. Planeta tierra 🌏 

Y ella se dolía, al sentir en ella, aquel dolor mundial, universal.
se dolía de aquella prepotencia , tal vez condición del hombre?.

y el duende en el árbol, escuchando.. entonces.. su savia fluir por las vetas de la corteza.
Alejando lo personal, uniéndose con lo popular, haciendo su sentir, el sentir del mundo,.
Dejando de ser víctima y verdugo a la vez,
Porque ambos dos. Porque tu y yo,  somos herramienta y complemento.
Para solucionar éste entuerto..
Preguntándose si alguien más podría saber ésto
(Hay Alguien hay. De Pedro)

Y el duende intenta si. Ver el lado bueno, la causa noble de tanto dolor, hacia él hacia ella...
Pero aún no es el momento. Aún el árbol calla, aún ha de mirarse un poco mas adentro, aún los posos de los porqué han de ser quietos...
Aún la naturaleza inmersa en él, esperaba a ser escuchada.
Pero primero debia llorar, llover, nublarse sus ojos cielo, para limpiar, sanar... Y tal vez hacer crecer aquella semilla, si realmente era, semilla de amor.  De comprensión hacía aquello que no entendía.
Porque cómo poder entender cuando se siente amor, que éste ha de ser regalado y se reparte entre aquellas personas que se encuentran a su lado.
La herida debe ser curada.
La de ella.
La de él.
La del planeta.
( la herida. Bunbury) 
Tal vez por ésto y no por aquello.
Tal vez por amor y no por falta de él,
Los dos géneros enmudecen,
Y se separan.
Para crecer el amor propio
Y para mirarse a dentro..
Para conectar al individuo en solitario,
Con aquello que nos conecta a todos los seres humanos.
Cada quien a su manera, con su propio espacio, sanando al reencomtrarse con la gran madre.
La tierra en sus naturalezas.
Y vivir individualmente el momento del encuentro.
Cada una y cada uno en su momento, respetando el derecho a la liberación del llanto.
Y entonces tal vez entonces, descubrir aquella energía transformadora, que regala el amor hacia la vida y su naturaleza creadora.
(walk with mé. Moby) 
Convirtiendo así al llanto, en llanto sanador...
Porque la esperanza nunca moriría.
Hacia aquella utopia en evolución..
(porqué, cómo y cuándo. Depedro) 

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