El duende del Avellano

Silencio... Silencio amada mía.. Silencio. Silencio en el sentir Ahoga tu grito, Silencioso suspiro, Amado mío. Ahoga tu grito. Tú sentir.. Solo para mí. Ahógalo despacio, A la vibración de tu corazón, En mi universo, En el espacio. Querido. Amado. Cuando estés a mi lado, Querida, amada ninfa alada (Facto de la fe y las flores azules. Mar el poder del mar)  Dueña de éste rio, Desembocadura de todo aquello extraordinariamente vivido. De la mano nuca visto ni sentido, ni oído, Amada. Dueña de mi voz interior. Amado. Dueño de la palabra del alma, En mi habitada Silencio.. para oír, Para sentir tu abrazo. querido y amado cowboy solitario. Para oír Tu beso de suspiro ahogado. Tu abrazo lejano. (Facto de la fe y las flores azules. Sólo palabras)  Amordaza el deseo cotidiano, No sólo el deseo de amor, No sólo. No. India solitaria Amordaza pues, el querer también De la piel erizada. Ortiga en la memoria selectiva. Y olvida, aquel grit

Aquel sutil movimiento cambió la percepción de su centro. Atinando en la Diana de su verdad. Y no era solo la respuesta al poema escrito..convirtiendo al arte en algo aún más bello. Era la realidad hecha cuento. O el cuento hecho realidad. era el descubrimiento de aquel maestro en el callado lenguaje, que con aquel acto, hacía de la comunicación con los elementos un arte Ella, pequeña soñadora,  que aún sabiéndose paradójicamente libre,  no encontraba palabras para definir aquella emoción, tal vez porque no existían palabras. de tanta variedad de sentimientos. Pero supo que su corazón estaba siendo envuelto por un fino hilo dorado, al que sólo él, si es que se sabía mantener en aquel estado de inspiración,.. .Sólo él, era dueño y a la vez esclavo. Su corazón, que siempre había sido libre estaba a punto de morder un anzuelo, O pero aún, aquel hilo dorado era trampa con la que ser cazado. Su corazoncito que nunca supo de cortejos de amor. que siempre le palpitaba a la vida, d