Las ganas.
No había forma ni modo, No había la suficiente valentía, Tampoco. Por no haber, no había ganas, Ni los dientes largos, ni la urgencia del mañana. Sólo había miedo por un lado, Y por el otro sólo, El querer tenerlo todo, demasiado atado. No había palabras, Ni tan siquiera miradas, Sólo detalles mal interpretados. Y el pensar Que las cosas se querían ya, Asi de rápido. Y casi sin pensar.. Hacia detener su tiempo, y a todo aquello que pudiera pasar, Y que aún no había pasado Y es que no se entendía que la urgencia De algunos días. eran fruto de la intuición; Aquella que dirigía sus pasos. Hacía ya demasiados días que la paciencia era su guía. Demasiados días.. Y con pesadumbre y tristeza, Se dijo basta. Pues dolia demasiado ver como su corazón se iba arrugando, De soledad. Demasiado dolia si. Y se estaba cansando. No la mente, sino lo otro. Lo que bombea deprisa o despacio, Según la distancia