Instinto visceral

Empieza aquella sensación,
Tan vieja y tan conocida..
Tan olvidada,
Que pareciendo Nueva, 
y recién descubierta.
Embriaga a las ganas 
Por fin despertadas.

Ahora que nadie lo sueña.
Que nadie te piensa,
Que nadie camina ya por aquella Escondida vereda, ya recorrida.
Ya guardada en la memoria
Ya muerta. 
Aquella sensación que normalmente 
No vuelve.
Ni siquiera el Corazón Recordar quiere.

Pues barrunta un mundo nuevo en constante cambio. 
Un mundo que vive dentro 
de éste cuerpo alado . 
De éste ajado cuerpo. 
De éste cuerpo amado 
En su pequeño mundo,
Tan grande,
Tan profundo,
de constante cambio.
Aquel instinto visceral del placer universal de saberse transformable.
Algo altamente evolucionable.
Alarmadamente electrizante.. 

Ahora la piel descubierta bajo agua,
Inundada por la marea clara.
De un corazón que no se engaña.
Ahora ya no.
Que la mente lo mantiene a raya.
Y le regaña.
Por sentir amor de aquello que
siempre fué tabú en esta sociedad.
Que el placer de sentir y vivir,
De soñar...
No es amor, o si..
Pero que mas da..
La sensación
Es emocionante,
Yo, Incalculablemente culpable,
De ser consciente de
que no es algo de raiz exclusiva,
De un sólo resorte
 De Unico origen, siempre el mismo.
Pues es algo que se muestra
En cada acción de cada ser vivo,
Aquí nacido,
En nuestro viejo planeta.

Ahora mi mente sentir puede
Mas esencias que la constante repetida..
La  auténtica.
La que me atrapaba
En la marea blanca,
Meciendo mi sueño.
Transformandome en
Agua calmada.
Esencia de canela.
Alma de avellana.
Ahora el tiempo,
por fin detenido..
Pero que no para.
Ahora la esencia,
aún Escondida
Escondida e intacta.
Degustando a la idea inicial
Alojada en el occipital,
La que clama por el olvido,
De todo aquello, que ahora mismo
se mantiene dormido.
Dividido también.
Entre el quinto y sexto sentido.
Entre el deber y el placer
Interseccion del camino

Y ahora de nuevo las ganas,
De saberse vencido,
Mientras Bombeas a la mañana,
Con un final,
Que dé forma a éste nuevo inicio.
Inicio sin la costra,
De un pasado envejecido.

De futuro incloncuyente.
Sin sentido,
No planeado o imaginado.
Inexistente.
Y del todo,
Escondido.
Para que salte la esencia
Hacia el vacío de lo sentido.
Del placer vivido,
Cuando me miro y te miro
Siendo esto lo mismo.

Y nos conecta a un lugar,
Que siendo solo nuestro;
Y Ahora, no en otro tiempo,
Ni siquiera nosotros,
Comprender podremos.
Cuando caiga
 de las mas alta empedrada
Como alud en invierno.
Como esa sonora carcajada.
Cuando caiga
desde el oscuro cielo,
Tan cruel como una verdad,
Y tan benévolo...
Como mi arruyo
A tu despertar.
Esa cosa que,
Cuando caiga,
Nos dejará enmudecidos.
Las pulsaciones acompasadas,
Colmadas.
El cuerpo flotando,
En el más energético escalofrío
De segundos lleno.

Pero también de miedo.
De aquel miedo natural,
Que se siente
Cuando dan ganas de llorar,
Porque del futuro no sabremos.
Y nunca existirá
La completa seguridad.
O eso creemos.
Aún sabiendonos,
Como no, eternos.

Si.

Esa cosa que es,
Entre otras cosas:
El nervio del primer paso
De saberte,
por tí mismo escuchado.
Y además hacerte caso.

La esperanza de,
Tras, una vez más,
Otra oportunidad;
Intuir que no fallará
el sentido no enumerado,
De tan alto grado.
La dimensión no sabida
De la nueva percepción de la vida.
Con la que se mira
Cuando se está enamorado.

Esa cosa que es
Sabernos destino,
Camino
Y Sin saber porque.

Esa cosa que es
aquella sensación,
Tan vieja y tan conocida..
Tan olvidada,
Que pareciendo Nueva, 
y recién descubierta.
Embriaga a las ganas 
Por fin despertadas.
El pulso a uno mismo
Entre el corazón y el cerebro.
Hasta que un dejarse ir,
Confiando en el fluir,
Aune en colision animal,
Aquello deseado hace tiempo.
Esa cosa que somos tú y yo
Y nadie más en el universo.

Tres directrices en nuestro camino,
Que a veces convergen y se complementan:
El lugar, el hacer y el sentir. Es fácil elegir.



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