Metamorfosis
{Creo que estoy rejuveneciendo}
Le dijo el Corazón al ojo del Cuervo.
En un palpito pausado y lento
{Yo creo que estoy naciendo.}
Brilló el ojo, como si fuera el sol cuando recien asoma por la cumbre de la boca de la montaña.
{¿Y eso?.}
Palpitó de nuevo,
Mi corazón contento.
{Porque estuve ciego hace no mucho tiempo.
Y ahora por fin de nuevo te veo.
Palpitando cual gacela a todo correr,
Cuando subes la cuesta empedrada que lleva a tu casa.}
{Shhh..}
Palpito mi corazón acelerado por el nervio..
{Que rejuvenezco porque tambien yo por fin siento... El verdadero brillo de tu mirada cuando sentimos sincero}
Pero el destino aún sin ser incierto. O siéndolo.. No queria dejar sin hilar, ni una sola puntada.
Y aún habia por hacer..
Comprobar si realmente el llanto antecesor a la muerte que desaparece tras el nacimiento de aquel precioso ojo del cielo.. Ojo de Cuervo que se clava tan adentro..
En el mismo corazón del epicentro De mi cuerpo terrestre, era llanto sanador.
Comprobar si el palpitar rejuvenecido alegre y risueño era realmente demostración de la determinación.
Y posterior a aquella envejecida muerte de lo que ya no soy yo.
El ojo del Cuervo entonces lloraría aliviado, verdeando los campos, empapando al cuerpo terrestre de mi corazón siempre sincero...
Nunca mas por la mente engañado..
Mente hecha de estrellas lejanas que con brillo de hojalata confundían, pero no al sentimiento, si no a lo otro, al cuerpo...
Al cuerpo Y al Cuervo.
Demostración inmediata y continua entonces la del cuervo,
Dueño del cielo.
Demostración pausada y constante entonces,
a lo largo del tiempo y de la vida,
de la determinación de este Corazón mío,
Que sabía.. No intuía no,
Sabía..
Que la Savia regaba sanando aquella vieja herida que siempre era la misma.
Aún teniendo mil caras..
Aún pareciendo no ser nada..
Ahora el corazón ya tenia mirada, la tuya.
Mirada reflejo de nuestro propio sentimiento.
Ahora tu mirada podia verse reflejada en mi corazón.
Núcleo del fuego de nuestro cuerpo.
Núcleo del fuego de nuestro cuerpo.
El tuyo echo de tierra y agua.
Y el mío de aire y corteza.
En simbiosis perfecta.
Dos aves,
Bombeando sus corazones
Cuando rozan el ala,
Tras el vuelo.
Tal vez fué el viento,
Quien los empujó
Pero no.
Nadie se atrevería a romper aquel beso,
Beso de silencio.
Recuerdo de un invierno.
Dos aves con el pico lleno del único sueño,
Aquel que hace volar
A la oruga cuando dentro del capullo,
Se encuentra durmiendo.
Durmiendo en transformación
Hacia su ser eterno.
Que son tus alas y son mi cuerpo.
Pero la transformación es dolorosa,
Siempre lo fué,
Porque el Cascarón se rompe
Y algo muere dentro.
Para renacer.
Tal vez a lo desconocido,
O a lo siempre sabido
Aquella forma de sentir lo vivido
que no podia expandirse
Por estar acotado,
Cercado
Por el viejo muro de la creencia de ser,
Lo mismo que en tiempo atrás nos hizo daño.
Y no.
La oruga no es oruga,
Cuando por fin se da cuenta
De su grandeza.
Y no.
la mañana no es magia,
Si no es espiada por la luna creciente
Que escondida y sin dejar verse,
observa como es observada
Por el corazón sonriente
Echo de tierra y agua.
Mientras cierra los ojos
Escuchando todo lo que se siente,
Cuando parece que no se siente nada.
Y tal vez no se sienta nada.
Tal vez Sólo viene de dentro,
Proyectado hacia el exterior.
Como el sol y su calor.
Regalo de una energía,
Que es el palpitar del dia a día
Retroalimentacion
De una fantásia,
Creada en el ser interior,
O más Profundo aún,,.
Es el mirar para comprobar
Cada palabra escrita.
Mirar lo que ya no se mira
La hoja caída,
La piedra fría,
La escarcha al despuntar el día.
Mirar y ver oscuridad en la sima,
Porque desde afuera se mira,a
Y no al revés,
Porque si se hiciera al revés
Si se observara desde abajo hacia arriba,
Volvería a aparecer
Cada esperanza de aquel sueño,
De cada otoño y cada invierno.
La esperanza si,
Del pausado pasar del dia a día.
Volvería la confianza
De cada palabra sentida,
Y al fin y al cabo
El saber estar bien
En lo que queda de vida.
Todo eso volvería,
Si se Mirara
El todo como
El Ojo del cuervo mira al corazón,
cada vez que tu no miras
la palabra que no nace de uno,
Tiene sentido nulo,
Pero hace daño,
Cómo la mia propia,
Como tu silencio también.
Y aunque el sol despunta todos los días,
Nadie sabe si está cansado de alumbrar
A un ser humano que no lo sabe disfrutar.
Menos mal que el rey sol sabe observar
Lo que el humano no sabe mirar.
Aquello que habita dentro de cada individuo,
Plantado en este planeta olvidado.
Aquello que ni el mismo individuo
Sabe que siente,
Porque no se sabe mirar dentro de sí.
O no se acuerda, o no quiere...
O no quiere mirar lo que se siente
En aquel lugar inalcanzable
Para las mentes frías,
Las insensibles.
Las torpes,
Las faltas de amor.
Pero la oruga ya salió del cascarón,
Y vuela rápido Hacia aquella flor con la que una vez soñó.
Que es su propia determinación.
Sin saber que el gran pájaro vuela en círculos, mas alto.
Y tiene hambre, no se sabe muy bien de qué.
Que su pico lo egulle todo,
Aunque a veces no quiera comer,
Tal vez aquella oruga convertida en mariposa se cuele entre el pico sin querer.
Y habite entonces en el estómago del Cuervo, haciéndolo comprender.
Dos aves,
Bombeando sus corazones
Cuando rozan el ala,
Tras el vuelo.
Tal vez fué el viento,
Quien los empujó
Pero no.
Nadie se atrevería a romper aquel beso,
Beso de silencio.
Recuerdo de un invierno.
Dos aves con el pico lleno del único sueño,
Aquel que hace volar
A la oruga cuando dentro del capullo,
Se encuentra durmiendo.
Durmiendo en transformación
Hacia su ser eterno.
Que son tus alas y son mi cuerpo.
Pero la transformación es dolorosa,
Siempre lo fué,
Porque el Cascarón se rompe
Y algo muere dentro.
Para renacer.
Tal vez a lo desconocido,
O a lo siempre sabido
Aquella forma de sentir lo vivido
que no podia expandirse
Por estar acotado,
Cercado
Por el viejo muro de la creencia de ser,
Lo mismo que en tiempo atrás nos hizo daño.
Y no.
La oruga no es oruga,
Cuando por fin se da cuenta
De su grandeza.
Y no.
la mañana no es magia,
Si no es espiada por la luna creciente
Que escondida y sin dejar verse,
observa como es observada
Por el corazón sonriente
Echo de tierra y agua.
Mientras cierra los ojos
Escuchando todo lo que se siente,
Cuando parece que no se siente nada.
Tal vez Sólo viene de dentro,
Proyectado hacia el exterior.
Como el sol y su calor.
Regalo de una energía,
Que es el palpitar del dia a día
Retroalimentacion
De una fantásia,
Creada en el ser interior,
O más Profundo aún,,.
Es el mirar para comprobar
Cada palabra escrita.
Mirar lo que ya no se mira
La hoja caída,
La piedra fría,
La escarcha al despuntar el día.
Mirar y ver oscuridad en la sima,
Porque desde afuera se mira,a
Y no al revés,
Porque si se hiciera al revés
Si se observara desde abajo hacia arriba,
Volvería a aparecer
Cada esperanza de aquel sueño,
De cada otoño y cada invierno.
La esperanza si,
Del pausado pasar del dia a día.
Volvería la confianza
De cada palabra sentida,
Y al fin y al cabo
El saber estar bien
En lo que queda de vida.
Todo eso volvería,
Si se Mirara
El todo como
El Ojo del cuervo mira al corazón,
cada vez que tu no miras
la palabra que no nace de uno,
Tiene sentido nulo,
Pero hace daño,
Cómo la mia propia,
Como tu silencio también.
Y aunque el sol despunta todos los días,
Nadie sabe si está cansado de alumbrar
A un ser humano que no lo sabe disfrutar.
Menos mal que el rey sol sabe observar
Lo que el humano no sabe mirar.
Aquello que habita dentro de cada individuo,
Plantado en este planeta olvidado.
Aquello que ni el mismo individuo
Sabe que siente,
Porque no se sabe mirar dentro de sí.
O no se acuerda, o no quiere...
O no quiere mirar lo que se siente
En aquel lugar inalcanzable
Para las mentes frías,
Las insensibles.
Las torpes,
Las faltas de amor.
Pero la oruga ya salió del cascarón,
Y vuela rápido Hacia aquella flor con la que una vez soñó.
Que es su propia determinación.
Sin saber que el gran pájaro vuela en círculos, mas alto.
Y tiene hambre, no se sabe muy bien de qué.
Que su pico lo egulle todo,
Aunque a veces no quiera comer,
Tal vez aquella oruga convertida en mariposa se cuele entre el pico sin querer.
Y habite entonces en el estómago del Cuervo, haciéndolo comprender.
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