La Puerta

Tenía que marchar.
Aún no sabía muy bien porque. 
Las razones eran obvias.
Todo lo Vivido dio el pie.
Pero ella no era capaz de dar un paso.
Cómo si lanzarse al vacío de la confirmación se tratara.
O de la mentira
O del engaño
O de la fábula.

Asi de sencillo era para ella.
Cuando el sentimiento no era el correcto.
Cerrar y abrir puertas
Cómo si de ventanas se tratara.
Pero siempre desde dentro
Hacia fuera.
Primero la esencia y la intuición,
Marcandole las ganas.
Luego la mente y el corazón
Ordenando a la acción.
Y por último la vida que,
Cómo en coordenadas,
Mostraba la desdibujada línea a seguir.

Ganas de avanzar pero sin ser capaz.
Así se encontraba ella,
en aquel presente
Convertido hacia días en pasado.
Tanto esfuerzo hizo
Para poder moverse
Que hubo de cerrar el corazón,
Y también la mente.
Cerrarlo al amor desbordado
Raíz de aquel cambio.
Motivo de aquel viaje
Disfrazado de pasado
Pero futuro inminente,
Y ahora mismo, presente.

Y entonces sí.
Irse por fin.


Ahora callada la esperanza.
Todo parecía mas fácil.
Verse sin mirarse.
No sea que alguna estrella explotará
Lejana y doliente.
No sea que la sonrisa traicionara.
Sus ojos verdes.
Desmontando así
A la nueva coraza auto impuesta
Para no romperse.
Ninguno de los dos.

Pero el día llegaría.
Y fué Rota o reforzada,
La coraza echa valentía.
Entonces hablaron y se miraron.

Él,
tras el velo de la cortesía.
Y sin bajar la guardia.

Ella,
tras el espejo
Con la sonrisa prometida
Escondida tras el velo
De una seguridad mal disimulada.

Y así pasó.
Sus palabras traicionaron a esa seguridad
Y el nervio se convirtió
En ridícula ingenuidad.

Mordido el labio
Ante el gran fallo de su primer paso.
Ojalá no fuera tomado a guasa su acto.
Ojalá él se llenara de ternura
Al comprender.

Y así se sucedieron los días,
Y ocurrió al revés.
El fallo cambió de género.

Y cómo si de una maldición se tratara
Ahora a ella le tocaba comprender,
Y llenarse de ternura.


Ojalá este juego nunca acabara
Y poco a poco Evolucionara.
Dándole sentido al viaje.
Llenando así al amor
De pequeños detalles que los ayudaran a comprender.

(izal. Bill murray)


La decisión correcta,
Es a veces
La más difícil de entender.
A veces la contraria
A lo que parece ser.

Luchar por un encuentro momentáneo
Sobre el mismo colchón
Por una larga noche,
Bajo la misma piel,
No era la decisión correcta.

Escapar a tiempo
Soltar un poco el cordel
Y dejar correr.
Si era una buena idea,
Aunque no lo pareciera.

Que saboree un poco más su esencia salvaje,
En otro cuerpo,
Que beba durante el tiempo que quiera
De Otro agua,
Que aún quedaban muchos días
De calor sobre la montaña.

Porque
¿cómo podria llegar a entender él,
Si no era por su propio pie,
Que el camino de vuelta
Se hace al revés?

¿Para que azuzarlo?

¿ Para verlo llorando al cabo de días por un agua no bebida?
¿Y Confundir así al amor?
¿Al cordel que une,
con la cadena que ata?

No.
No había prisa.
¿Para qué correr,
Si a donde había que llegar era a una misma?.

Si, si era la decisión correcta
Hacerlo esta vez de otra manera
Mas fiel a su esencia.
Y curar así la vieja herida de la
 inseguridad adquirida
Que no era reflejo de sí misma.
Y así, ella también degustaría al tiempo,
Tambien se daría espacio,
Para seguir probando,
Con hechos aquellos detalles,
Que le hicieran comprender
El Porque de aquella puerta siempre entornada
El porque Debía ser cerrada.

Y así sentir la libertad desde dentro
O desde fuera
De éste escenario
En el que los dos cayeron.

La Búsqueda de un misterio
Que aún estaba por ver.
Conocerse tanto por dentro
Que al comprobar
Cayera el llanto.
Tanto Si de verdad su sueño
Era savia entre su sangre fluyendo,
O tan sólo era señuelo.
Dulce engaño.

De una corteza,
De un aro de madera,
en su piel.

Saber por fin si era árbol de raíz
O flor de jardín.
Y estudiar en profundidad
Recordando siempre hacerlo
desde dentro hacia fuera.
Sin ansiedad.
Con ayuda de cada detalle,
Comprender si realmente el amor los haría libres.
O Si estaban realmente preparados
Para ser libres amando.
(ánimo valiente. León Benavente)

Y la libertad es decidir en cada situación
Hacer o no hacer.
Quedarse o irse.
Llamar o seguir callado.
Probar otras aguas
O seguir en su ibon
Contemplando
A La belleza de quien allá se hundió
De manera perpetua.
Sólo para salir a flote
Cuando él quisiera.
Pues todo al revés debía ser esta vez.
Ella dejar de correr.
Y Él?
Él avanzar hacia esa puerta.
Para tal vez abrir a la entornada
Con una tonada.

Pero la puerta se cerró.
De golpe y sopetón.
Por Un fuerte viento,
Tormenta de verano
Y el cielo lloraba de cuando en cuando.

Fué una encerrona.
Un mal presagio.
Una intuición en el corazón.
Qué advertía apesadumbrado:

"Me estoy desangrando,
Mientras soy grabado
Por ojos sin amor."

Así que la puerta
se cerró con urgencia
Acto de autocuidado
Y amor propio.
Pues la avecinada tormenta.
Aún siendo calmada y fresca,
Con Su silencioso caer
Maldecia a la sorna
Y prepotencia
De quien cercaba
Como en ruedo
Para marear con el rojo señuelo.
Para cegar con el brillo del anzuelo...

Y después....
Vete tu a saber que podría ocurrír después.
Mejor cerrar la puerta.
Mejor no saber.
Pues esta vez no era miedo
Si no presagio.

No.
Esta vez mejor no saber.
No sea que se compruebe lo que viene después
De tan horrendo espectáculo.
(Izal. Temblor)

Así que vuelta a empezar, 
Otra vez recordar 
Que lo prometido es deuda, 
Que no se debe dejar caer en la rutina adquirida. 
En el mismo tropezar del día a dia.
Que los dioses avisan, 
Que pronta ha de ser la transformación. 
La Constancia
De la constante repetida. 
Un olvidar para recordarse. 
Un recordar, no olvidarse.
Y lo que ocurra después
Sera premio de una historia 
Nunca vivida.

Pero el cálido sol,
El tímido calor
De éste elevado lugar
De aún mas altas cumbres,
Sin horizonte lejano
Al que mirar,
Pero de largas distancias que caminar.
Iluminaba a aquella puerta
Que se creyó olvidada.
Olvidada y cerrada.
Y cómo efecto lupa sobre el cerrojo.
Quemaba el orificio
Abriendo un hueco En el pestillo.
Iluminando aquel interior lleno de polvo.
Lleno de sorpresas de amor.

Y ella no entendía,
Que aún no queriendo mirar,
Ni fijar su atención en la iluminación.
Ésta seguía constante y repetida.
No entendía porque seguia sintiéndolo tan adentro a él.
Porqué sentía su amor cálido y lleno.
Porque se llenaba de aquella energía,
ya conocida.
Y Que a ella no pertenecía.

Parecia cosa de locos.
 Incluso brujería.
Sentirse desde tiempo ha,
Por él amada.
Pero sin muestras demostrables.
Ni en la cercana presencia.
Ni en las distancias insalvables.

Luchaba por no fijarse en aquella madera
En aquella cerrada puerta.
Tatuada en el corazón

Puerta Que ella misma cerró con ayuda del viento.
Bien temprano.
Cuando aún sin clarear,
Se encontraba el cielo.

Y si, cosa de brujería pareciera,
Entonces reclamar tormenta,
Invocar nubarrones,
Ahuyentar al sol,
Y que aquella puerta se pudriera,
Con la humedad
De días inestables.

Y así,
sin la ceguera de aquel embrujo,
Ella, Volviera a ser ella,
Persona pequeña y perfecta
En los detalles.
Y entonces así fue.
Porque, bruja ella.
Si brujo él .
(Macaco. La poción)

Pero cuando la bruja despierta
El duende se duele.
Asi que la bruja enmudece
Atendiendo a quien habita en el corazón.

Y sin haber sabido antes,
que realmente el amor
Le estaba haciendo libre,
Siguió enmudecida,
Inamovible en el Observarse,
Paciente tras el suspiro.
Y Cuando por fin quedara demostrada aquella teoría hecha propuesta.
Podria ella consumar el acto
De acariciar con las yemas del corazón,
La esencia de ambos.
Aquella eterna,
Raiz de un mismo árbol,
Separada desde el espacio.


(Amor sin cláusulas)

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