Mirada De Luna Llena.

Porque Se encontraron de golpe.
Y porque de golpe se separaron.
Pero el tiempo iba de la mano del corazón y el pensamiento.
Las habladurías decían que él no cambiaría.
El decía que todo debía ser cuando él quería.
El caso es que como marionetas jugaron a quererse..y odiarse.
pero los hilos movidos por la pequeña bruja del destino. Embrollo un poco mas el camino. Y a través de insinuaciones sobre la luz interior que aquella morena embarrada podría ver en el hombre de mirada de Luna llena, Guiaron el camino indicándo el siguiente paso.
Y primero nació la amistad como sólo un torpe amante sabe hacer.  Dando la razón a todo sin criterio ni bondad.
Luego aquella brujita dejo el anzuelo tan a la vista que, imposible era no caer. Y por despecho él cortejó a la mujer embarrada. Lo que pasó después de todos es sabido. Mujer embarrada que cada vez más de barro se manchaba.
Y a lo lejos la mirada de Luna llena , mirando  hacia otras praderas, más suaves y verdes igual de frescas, esperando algo de aquel silencio que la brujita sólo otorga a quien lo sabe merecer. Para dar su paso. Su gran paso. Y que así pareciera que nada había cambiado, y que siempre, cuando él decidiera, todo resultaría ser.
Brujita supo leer entre las líneas del vacío. Y decidió callar. Pero con sólo una única condición.
No quería esperar,  quería olvidar, y cuando todo estuviera olvidado, poder observar a la Luna llena y no imaginarlo a él.
(Hora Zulú. Que baje un rayo y me parta)

Por fin las ataduras del amor fueron desligadas.
Por fin saboreo aquella libertad que le daba poder .
Brujita del Destino por fin lo supo ver.
Dicen que el amor es para los valientes.
Pero ella dejó de pensar igual.
Dicen que se cansó de amar.
Para ella la libertad sería entonces cuestión de valentía.  Tan fácil, tan placentera, y tan difícil de llevar a cabo.
Tan agradecida la libertad, que a veces daba vértigo.
Y se tornaba del revés.
Cómo un huracán que hace caer en el abismo de uno mismo.
Pero esta vez iba a ser distinto...
Esta vez la valentía se le colaria entre las faldas hasta llegar a la nuez. Y sin gritar, allá escondida ella sabría ser.
Y el silencio haría el resto.
Un misterio como el vuelo de los cuervos, envolvió al pueblo y al Valle. Nada se sabía ya de aquel desaire que los vio enloquecer. Pero sus posos se colaron en los huesos, y pudieron entrever las idas y venidas que cómo oleadas de placer, subian y bajaban por la espina dorsal de aquel callejon sin salida,  puerta dormida hacia el otro mundo, aquel que no se ve.
El misterio guardado en una mano amiga, bailando entre los dedos, como si girara y girase indeciso, sin saber muy bien que hacer.
El hombre de Luna llena, seguro de si mismo abre la puerta y acerca el morrito para poder ver, y es que el graznido de cuervos lo llama cuando está medio dormido, invitando al sueño compartido. Atrayéndolo al núcleo del misterio. Para saciarse de conocimiento, y así poder ser, desde el entendimiento.
 
(Héroes del silencio. Deshacer el mundo)

Un fogonazo de luz atravesó al animal, en todo el valle se pudo escuchar el lamento del ganado. El sufrir ajeno clavado dentro como aquel fogonazo, haz de luz que atraviesa el corazón y sale hacia el exterior por la pupila del pensamiento, dicen que irracional, del no humano.
Descanso entonces del submundo, silencio absoluto para que marche en calma, de la tierra a quien sabe si la nada. Silencio absoluto en aquel pequeño recodo del gran Valle. Descanso y olvido de todo lo vivido.
No hay Luna está vez, no quiere mirar con los ojos llenos, entornados está por no saber que pensar. 
Pero piensa y sueña que los oídos también sienten y así será mejor la próxima vez.
Las brujas ríen en la vereda, el misterio servido en bandeja. Nadie sabe lo que ocurrirá después. 
El tañir de una campana lo demuestra, sólo una tonada,  y todo parece volver a la calma, una Iglesia con su campana embrujada. Que no embruja ni nada. Y el cielo que escupe cerca una gota de advertencia. Todo ha sido en vano. Será mejor la próxima vez.
De ésta manera el olvido late con fuerza, el mundo entretenido. Y La gente que se acerca para poder saber como suena un olvido.
Pues siempre fue dueño el silencio.
Y ahora al revés parecía ser.
Éste sonoro misterio.
(Natalia Docco.  Última canción )

Cómo advertencia, un recuerdo, dentro del misterio.
Demasiado tentador, demasiado peligroso,
La bruja del destino intuye, cómo si de un garabato se tratara . Garabato dibujado en lo alto de la cabeza. Acompañando para que no vea , más de lo que tiene que ver.
Pero el recuerdo vuelve, una y otra vez. Y tras las colinas, las altas montañas. Y bajo ellas la mirada de Luna llena, que sigue sin saber si mirar hacia dentro o tras las puertas del otro mundo. Es decir, hacia fuera.
Se encuentra agusto iluminando al Ibon helado, corazón del Valle.
Se encuentra como en casa,  recorriendo con el haz de luz las cumbres nevadas.
Pero cada quien es como es, con sus torpezas y sus destrezas.
Se decide entonces admitirse y quererse de igual manera.
Cada uno está donde está, y ese hecho nada lo puede cambiar.
Y en cada lugar una tentación como advertencia, tal vez para que sea mejor la proxima vez. Y no caer así en el abismo del olvido. Aquel que nos llena la cabeza de ruido. Y aleja al hombre de mirada de Luna llena de si mismo.
La bruja del destino, ya no dice nada. Bastante tiene con disimular el embrujo de su mirada, en ésa tierra que la vio nacer.
Bastante tienen ambos dos con su misión, cada uno con su jugada de cartas marcadas.
Ella en el papel de asesino arrepentido.
El, la víctima condecorada.
Y algo habrá que sacar en claro,
de este juego o de este entuerto, nunca antes jugado, en donde la vida los puso en un mismo escenario. Atrayéndolos al misterio.
Dicen que de algo bueno.

(Alacran. Reflejo de luna)

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