Embrujada.

Asustaba y daba miedo.
sentirse fiel.. 
A sus propios pensamientos.
Porque
Cuando la llave fue la mente
Y el corazon la clave
De esta página por empezar,
De este cuento sin final.
De cien años no más
ella buscó la otra cara
de la moneda
La que mas brillaba,
Con la luz del Sol
Para tal Vez mantenerse
Quieta y permanente
en aquel lugar.

Porque durante aquel tiempo él
Lo Fué revolviendo todo.
Quitándole los miedos
Poco a poco.
Con Cada brillo una sonrisa.
Aunque dolía no estar cerca,
Ni ser a su manera.

Pero ún silbido se oyó en la noche.
Muy cercano,
invitando.. A dar el paso
Aquel nunca dado.

Dicen que algún dia se atreverá
a acercarse al sonido de aquel latido,
Olvidando el precipicio
de su propio abismo.

la emoción del momento,
Por sentirle muy cerca
respirando en su cuello,
con aquella voz conocida
De antiguos encuentros
atenazó los movimientos.

O simplemente intuía,
que su estarse quieta conmovía.
Aún no sabiéndolo.

O fué miedo a lo desconocido,
a que aquel silbido
Proveniera de la noche,
Del lobo y su aullido,
Y no de su amor querido.


Y aún así, al seguir caminando
Entre las dudas de lo cierto y lo soñado,
Vio que un caracol cayó del tejado
de la naturaleza,
Convertido en piedra.
Como señal o como advertencia.
Pero sin romperse en mil pedazos,
ni darse la vuelta.
Sin ser pisado.
Sin dolor,
ni arrepentimiento posterior.
Por no haberse adentrado
En la oscuridad del misterio
De aquella x por despejar.


E Indicando que así debia ser,
El Seguir caminando.
Tal vez suspirando sí.
por lo que estaba por venir.

Y mientras, la luna muy quieta,
Esperando a que durmiera,
su regalo.
Para acunarlo por siempre
Entre su raiz y la simiente
Con el canto arrullado
De quien no se duele.
Porque el momento era el que era
Perfecto, para él,
Y perfecto para ella.

Y el mundo siguió intacto...
Por fin el hechizo diluido
y la coraza de puerco espín
que tanto le apretaba
en un agujero negro del espacio.

Después salió a ver a la luna,
crecida y gordita.
Aún por estrenar.
mostrando la belleza de aquel lugar.
Del valle y su angostura
Del enebro y su piornal

Con la palidez
De su semblante
Cuando se viste
De Sesudo pensante.
Y con la cara oculta
de su testura.

Y esa era la tesitura
Que lo hacía mas brillante.
Al valle, no a la costura
De la luna y su semblante.
(Domingo Perfecto)

Y en otra buena noche
Durante la tardía madrugada,
Un faro iluminó su pasión
Una pasión que corría
tras él haz de luz que dejaba
Aquella bombilla convertida
En esperanza
Según se encendía
Según se apagaba.
Pero se perdió por el camino,
Y alejó al cariño
De aquel misterioso encuentro

Así que a ella sólo le quedó
 soñar Que al dormir,
Mas tarde.
Sentiría sus manos,
conectados
Por el hilo invisible
Que nos muestra Lo indemostrable,
Pero a todas luces palpable.
De aquella conexión
O De aquella unión
Cuando ambos coincidían
En el palpitar del corazón.

Ahora ella llora,
por no saber resolver
La ecuación.
Le llora al hombre,
Le llora al monte.
Le llora a la humanidad.

Pues el misterio de su nombre.
La x por despejar
Cómo estrategia, envolvía
siempre a la luna llena,
Bombeando en cada veta
A la savía que los vestía
Cuando el pueblo dormia

Y así se movía,
hechizada y embrujada
Sin poderle dar explicación
A la felicidad recién encontrada.
Que se escabullia y aparecía
Felicidad aún por explorar

Pero Cuando Un cuerpo
entra dentro de otro cuerpo
Casi sin quererlo,
Y de un modo sincero....

Cuando un cuerpo
Entra
Dentro de otro cuerpo
Sin tocar sus pieles,
Pero Besando sus mentes
La comunicación esta completada
Y comienzan a dejar de temerse.
(Toc Toc)

Entonces el campo queda florido,
lleno de humedad,
Y de él emergen mil bichos
Que le acercan a su verdad,
De lo que duele cuando duele
No sentirse querido.

Por eso se detuvo en el camino,
Por que quería sopesar
Y olvidar cada sospecha
Que le hizo llorar.

Y hasta la próxima luna,
Sus corazones dormirian,
Para no agotarse,
Ni agotar,
Aquello que escocía.
Porque ella llora al ver a su corazón
Que Se hiere de confiar:
Confiar
En el silencio,
En el dulce y a la vez esquivo mirar.
Porque Se duele con cada detalle
o señal seguida,
Que los hace encontrarse,
Porque aún el No domina.

Tal vez Cuando nuevamente la luna se llene
tal vez entonces pueda dormir
recogida en brazos del sol.
Besada en la mejilla
por el calor De aquel corazón,
cuando a si mismo se reconocía,
Desde la raiz, sin pudor,
Sin dolor,
Con valentía
Sin los clichés de capas externas
Desembocaduras del dolor.

(inoportuna)

Nuestro fluir es el chocar de rocas
Cuando nos alejamos
del Nacimiento de nuestra esencia
Esa que se complementa.

Nos dejamos fluir, recorriendo barrancos de emociones que nos condicionan,
Presionando nuestro cauce,
Para quien sabe si desembocar
en algún océano,
En algún mar.
Que nos alivie la presión
Del río que somos tu y yo.
Y fluir Tras el cañón de la experiencia,
Aquella que nos atormenta,
Por tomarnos demasiado en serio la ecuación,
De quienes somos los dos.

Una carga pesada,
El arrastrar de rocas,
Desde el pasado.
Un no olvidar lo establecido,
Aquello que sin ser,
Nos convirtió en enemigos.
Pues las mentes no se abren ya.
No se reconcilian,
Probando así la teoría
De aquello que pasaría,
Si a ti te diera por poner fin a la tortura
De la enemistad de antiguas guerras.
Si te diera por probar a resolver la ecuación.
A traves del amor.
Si realmente amar pudieras.
Pero te sientes bien así,
Dejándote fluir.
Mientras yo duermo  inquieta.

Y aún así...
Aún durmiendo con el corazón en vilo,
Sin saber si se es o no se es
Aquello llamado destino.
No mas que por no quererse.
No mas que por entrar al trapo,
Del rojo trapo, dentro del ruedo.
No mas que por dejarse fluir a traves del miedo..
Con el ataque por defensa..
Tanto tú como yo..
Y del mismo modo..
Y sin saber comprenderlo.
Y como resultado.
Yo, la víctima dolida.
Tú. El asesino avergonzado.
Nosotros el tras pies,
Casi siempre mal dado.
Nosotros tal vez y algun dia.
Aquel beso deseado

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