Vuelo De Golondrina

Juega la golondrina, 
Atravesando la hondanda.
Con su canto de primavera..
Y su vuelo de danza.

Ya pueden verse 
desde la distancia, 
los brotes de 
las centenarias ramas.
De éste bosque de Robles, Enredaderas y Hayas.

Las más tempranas flores.
Las madrugadoras,
Muestran sus colores,
entre la mullida hierba, salvaje y desordenada.

El río calmó sus aguas, 
de riadas desbordadas, 
por tormentas del ayer.

Ahora Su rumor es suave.
Su rumor acompaña.

La Mente que recién despierta. 
La Mente despejada.
Con el canto de jilgueros 
y golondrinas 
también vuela y canta.

Y Por fin. 
Y como hacía días, 
el cielo muestra 
su despejada alma.
Ni un halo blanco se deja ver, de aviones que rompan su ser.
(Facto de la fe. La luz de la mañana)

No existe aquí, en este pequeño recodo,
Más horizonte que las copas de los árboles.
 Que el tupido bosque poblado de pequeños animales.

La curiosa mirada otea entre la espesura, 
posibles sendas serpentinas , que cómo arterias del paisaje, 
surcan cada rincón de éste sinuoso Valle. 

Mi pequeña hondanada, que se esconde del mundo, 
se me antoja cómo un refugio o una joya hechizada, 
que no quiere 
dejarse descubrir.
que ya no quiere, 
ser encontrada.


(Pink Martini. ¿Donde estás Yolanda?)

El duende que habita en mi, se despereza de un letargo de años. 
Abriendo sólo un ojo por si acaso.

La brujita que habita en mi, 
los calderos de hechizos y ungüentos contra el mal de amor, 
va guardando.

Pero éste no es lugar para despertar 
No, a seres que acompañan, 
desde un pasado tan lejano 

Por ello toda materia, 
Y todo recuerdo, 
fueron desechados.

La brumosa humedad nocturna
anda macerando.
Y un halo de hechizera.  
o simplemente de mujer, 
Poco a poco se va cocinando. 

Es fácil ver
Su mirada serena, 
y sentir corazón calmado. 
        (Amparanoia. Cómo yo.)

Resulta excitante sentir 
salir de los labios, 
fonemas extintos, 
Y palabras tan antiguas,
como la edad del bosque 
en el que me hallo. 

Y encontrar respuesta 
sin que por ello 
resulte extraño.

Como un sueño cumplido, recompensa del duro trabajo. 
De toda una vida de lucha
Por el gran sueño revolucionario.

Aquel que transforma 
de afuera a dentro.
Y evolucionando.

Ahora es el momento del descanso.
De curar viejas heridas 
desde dentro, 
Cogiendo aliento.
con mimo y con cuidado.


(Zea Mays. Electrikitatea)

Por ello se está cocinando, 
a vapor, 
aquel ser mágico.
Que también habita en mí. 

Con la humedad de éste rincón escondido y tupido.
a fuego muy lento.
Y sin hervir,


Es por ello que el sol, 
no caliente demasiado.
Sólo el punto necesario. 
Y qué así crezca,
Su ramaje arbolado,
en el corazón sembrado.
(Bomba Estéreo. Siembra)

Entonces Abrirá sus hojas el haya desnudo.
Las hojas De éste nuevo capítulo,
(aquel que retoma viejas leyendas de pasados y futuros nunca vividos)

Empieza la trama,
el nudo se va deshaciendo,
de la novela de intriga
De este pequeño cuento.

Misterio profundo.
Que se lee y se siente.
Que se vive y recuerda
Como nunca, y desde siempre.

Ningún arrepentimiento
por transcribirlo y vivirlo.
Cada personaje En su lugar.
Cada momento,
acertado en espacio y tiempo.

Ahora la lectura ya no es como Arroyo urgente.
Quien sabe si la trama
De experiencias no repetidas
sumergue al lector
En el gran caudal de este libro.
Sin hacerlo desbordar.

Pero sin prisa por darle fin.
Aunque sí, con curiosidad,
Por conocer con la lectura
El desenlace final.
Aquel que te hace feliz.

Y después cerrar los ojos
Abrazar tú libro
Y dejarte ir.




(La historia interminable)

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