Ellas

Ella con mirada nueva.
Aprendiendo a observar desde afuera hacia dentro 
Aquella burbuja de la que por fín salió quedaba en su tierra.
Y aunque volviera, había algo dentro que le decía que ya nunca más entraría en la burbuja.
Cómo un ser naciente,
al salir del vientre.
Cómo un ave cuando salta desde el cortado hacía abajo,
hacía el suelo llano,
para elevarse de nuevo,
batiendo alas,
Al bailar con el viento.

Ella sabía sin saber,
que algo más allá existía
además del simple mirar
de cada día.
sabía con su cuerpo y con su ser, que aquello que escocía,
era como la margarita
que se deshoja sin querer, quedando sólo corazón que es
con lo que realmente se ve.
Porque cuando duele siempre todo,
y de repente todo deja de doler,
la ciudad se hace más pequeña
y pierde poder.
Entonces la montaña se engrandece
y penetra en la sien,
haciéndole entender;
que no todo es para siempre,
pero que hay algo que queda anclado en la pupila del recuerdo.
Algo queda permanente.
( Ana Tijoux. Sacar la voz)

Entoces empezó a convivir en aquel lugar, 
con ese mirar que tenía, 
de indescifrable descripción, 
pero suave y cálido 
cuando observaba a su alrdedor.
convivía desde afuera
hacía dentro,
cómo el Condor observa la planicie desde el cielo.
Y acariciaba desde dentro hacía fuera,
sin que nadie lo viera,
sin tocar ni besar,
sólo con la  cadencia de su mirar.
Parpadeo pausado como la marea en el profundo océano.

Sonrisa complice,
como el alga mecida.
Por el mar.

y así poco a poco iba calando
en el corazón marchito de
aquel ser solitario.
Mitad duende, mitad humano.
Y así se iba ella también transformando.
Mitad y mitad de un todo,
Que no puede ser separado.

( kase O.  mitad y mitad. )
Porque 
Raíces de un árbol penetran 
En un cuerpo aún joven.
Hojas que acarician una piel.
Savia que se diluye 
entre sangre 
que dentro fluye.
Corteza temprana 
Que apenas se deja ver.
Vasos comunicantes 
Que entre sí hablan
Cuando al caminar
Él Observa la verde explanada, 
Del cerrado Valle
Del cual nadie escapa.

Mujer Duende
Mujer Árbol. 
Mujer simiente
Mujer río 
Mujer charco,
De lluvia fría 
De Septiembre.
Mujer cumbre escarpada
Mujer Ibon 
Mujer llano.
Mujer laguna.
Laguna nevada.
mujer de blanca mirada.
que no miente,
que engancha.
mujer abedul
mujer escarcha
mujer helecho
su desnudo cuerpo.
de melodias regada.


Ella,
Como gotas de amanecer,
Lamiendo suavemente,
La flexible corteza
De la enredadera.

 No camino tortuoso
Y dolido.
No senda estrecha,
Con miles de piedras a saltar.
No pegarse de bruces
Contra muros de granito
Para aprender.

Sino caudal
que permite
Erosionar su tez
Con el pasar pausado
De mil gotas resbalando,
Que son las vivencias
Que se intuyen transformando


Y si el planeta supiera
Que la tierra es Ella;
Que se transforma
de igual manera,
Tan suave y calidamente
Cómo con fuerza y
Abruptosidad,
Según el instinto quiere.
Que al igual que el viento
Al igual que agua
Cambia la belleza de su alma
El derrumbe y los seísmos
De las vivencias de cada día
Sorpenden el paisaje
De su valentía.
Si la tierra supiera
Que es Ella,
Tal vez Ella empezaría  a ser.
Completamente y de una vez.

          
(Kase O. Repartiendo arte)

Y ella sabe..
Que el lugar hace a la persona
Y las vivencias hacen al saber.
Que no hay nada por lo que correr.
Nada vale tanto cómo para sacar la lengua y andar tras el tiempo arrastrado.
Pues el tiempo, si se quiere, se deja oler,
como un cuerpo desnudo k se siente pero no se ve.
Pues tras la penumbra
La estrella oculta.
Oculta y permanente
De quien acompaña
De la mente, a través.
Tras la negrura
Del bosque cerrado
Un corazón que aún pareciendo helado
Arde de embrujo
Como encantado
Tras el sinuoso baile
De sombras enganchado
La mirada del lobo
Que de hambre
Le grita aullando.
Tras ella,
El leopardo
Que acecha
Agazapado.
(Silvio Rodríguez. Yo digo que las estrellas)

como una aguja
Observando...
Tras el ojal.

Y la loba tranquila
Respira.
Nada hay que temer.
Pues nada se tiene
Lo que viene es dado
Sin querer.
Regalo del árbol
Y la manada
Del profundo bosque
Clareado
En época de bonanza.
Y llegará el invierno,
El otoño antes de él.
La nieve cubrirá
los negros tejados
También su piel.

Ella espera
porque sabe que el corazón
no engaña.
Que no miente.
Que nada se pierde
De este presente


( jorgue drexler. Me haces bien)

Y así, poco a poco, sin prisa,
Se puede llegar a hacer.
Algo que cuesta creer.
Pero no es nada.
Y todo esta por acontecer.
Ella lo sabe.
Lo sabe él.
Aunque el paso
ha de ser dado,
Pero aún no se sabe por quién.

No es timidez.
No es desprecio.
Ni falta de valentía.
No es,
Y repito,  cobardía.
Es no dejarse convencer
Por segundas sendas
Que conducirán,
Al principio
Si se deciden coger.

(Mikel laboa. Piedra y camino )


Comentarios

Entradas populares de este blog

Las Heridas Del Viento

El Alma Perdida en el Corazón Hallado

Soledad