Invierno

Caía de la montaña suavemente pero con gracia.
Caía y se dejaba llevar por la corriente Nevada.
Por el aire frío, sin impetuosidad.
Caía del suelo, del profundo valle.
Caía hasta el cielo, por la cumbre, entre los árboles.
Algo sin color, sin olor; algo parecido a una emoción.
Algo sin demostracion posible o científica.  Algo que no se veía.  Pero que ya iba empapando al lugar e inundandolo de esa alegre nostalgia que a todos nos hace soñar.
Algo nacido en la neblina que desprende, a primera hora del día, el río. Cuando aún el sol ni ha aparecido. Que se eleva por cada chimemea, escondido y envuelto en el humo de cada hogar encendido.
Y que se deja llevar con la misma quietud y silencio del frio.
( Antonio Vega. Se dejaba llevar )

Algunas ventanas se abrieron, ayudadas por esas manos nudosas, aún calientes del resguardo de mantas y sábanas,  de almohadas.
Algunas caras,  menos que ventanas, asomaron mirando hacia aquello inoloro e incoloro que suspendido en el aire empapaba al Valle.
Y miraban sin ver pero sabiendo que ella ya estaba allí.  Sabiendo todo lo que aquel algo iba a provocar en el sentir y pensar de cada ser vivo que respirase en tan exacto lugar.
Y sin esperar lo largo tiempo esperado los corazones se pusieron en marcha. Aligerando su ritmo , las bocas dejaron de hablar en grito y algarabio y como un susurro que alejara toda muestra de dolor,  Acortaron las frases y palabras, Para decir sólo lo exacto en cada momento. Aquello nacido en el Corazón.
Para empezar el cambio que estaba por suceder..en cada ser de aquel pueblo.
( Silvio Rodríguez. Te invito a caminar conmigo)


Ahorro de energía.
El hibernar de la alegría,
Que también desgasta.
Los pies pesados para no moverse hacia ningún lado.
La chimenea encendida.
La manta dispuesta
Como una ñiñera.
La creatividad que se aviva.
La inquietud recogida.
El amor que llega o espera.
O simplemente ya no se agita.
El lento respirar. .
Pero a su vez..
El rápido caminar.
Que calienta y mantiene
la sangre rugiente.
El pecho erguido.
La mirada viva.
Los cafés con cariño
Pero sin mimo.
Es el invierno que llega
Es el invierno y su frío.
Y aunque todo está ya dispuesto.
La leña cortada y recogida.
Y Los animales al resguardo.
Los cuerpos son sólo cuerpos
Y por ello, en ellos se mantiene el movimiento..
aún en plena hibernación.
Y los caldos calientes..
Y los corazones ...
Quien sabe como de contentos
(Vetusta morla. lo que te hace grande)

Se respira quietud. Apenas hay quien siendo de fuera,  a asomar la nariz por aquí,  se atreva.
Apenas hay ruido.
Son las que son, y están los que están. Sin necesidad de nada más. La rutina de los árboles desnudos, de las cimas vestidas.
Los rios vuelven a su impetuosidad de espuma, cuando aún más arriba si cabe, al cielo le da por apedrear las montañanas y valles, escupiendo con hielo y lluvia,  gritando en truenos, que el cielo no es sólo cielo, que es cuerpo y es carne que, a su manera, a la tierra cubre en un acto de amor y deseo, unas veces de forma suave, esta vez un ápice violento; como cuando dos cuerpos se encuentran después de mucho tiempo de contener el dique de su deseo.
-Recuerdas mi cielo?
(Le dice la tierra al pastor en un sueño).
 (Muchachito.Ojalá no te hubiera       conocido nunca)
 Porque no se pudo olvidar que como en un sueño. En un lugar sin tiempo. O mejor dicho donde no pasa el tiempo. los agravios y desatinos del destino separó sus cuerpos en un olvido.
Y se podía mascar la rabia A través del barranco. El silencio. La mentira y la verdad. Lo cierto e incierto. Se masticaba como el hielo crujiente e hiriente,  ardiendo y con peligro de hacer arder, o clavarse. ( eso nunca se supo). En el corazón de alguno.

Y al igual que la nieve caía desde el cielo hasta el suelo, así caía por el valle aquel sentimiento agotado de sentir las virulencias del buen tiempo.
           (Hombres. Fangoria )

 Pero el invierno se había posado.  De un día para otro, con su manto blanco.

Las vidas siguen o cambian con el inicio del año. Pero estas vidas eran como un libro con muchos tomos, tantos como décadas tiene el valle.
Vidas escritas o relatadas con el pausado crecer de los árboles.  Con la fluidez del correr de sus aguas.
Tan viejas o nuevas sus leyendas hechas verdades, y a la vez tan efímeras o estables, como las grietas de cada roca,  o los surcos de cada tronco cortado para calentarse.
A veces alegres  y risueñas como el primer balar de una cordera. A veces tristes y desoladas como la calle vacia a medio dia cuando todo comercio cierra y ni los cuervos graznan para no despertar la desdicha.

Días de invierno. Quietos y blancos.
Fríos y en silencio.
Días que fraguan el deseo de compartir fuego y manta, para así calentar al corazón y dejarle risueño.
Días de miradas perdidas tras la ventana observando el gris del cielo. Con vino en mano. Como única compAñia.
Días solitarios..días sinceros..
 ( Silvio Rodríguez.  Y nada más )

Ese algo que llega en invierno ya ha empapado al Valle y el cambio está por acontecer.
Él no lo piensa. Pero sospecha. 
Ella intuye incrédula. 
Pero todo el valle sabe 
Que hay cosas que pasan porque son leyenda.
Como el cielo en noches de tormenta.
Como cuando la Luna besa al Prado con su halo blanco.
Efímeras y eternas. 
Escondidas en el silencio.
Ancestrales de tan viejo.
Tan sabido y poco habitual. 
Tan certero.

Y sin avisar, pero sabiendo,  los pasos se volvieron ligeros dejando rastro blanco por entre las piedras. 
No hubo golpes en la puerta.
Sólo el sonido acompasado de dos miradas que se encuentran. De frente. Durante el suficiente tiempo como para no necesitar mediar palabra para espantar al miedo.
Nunca se supo durante cuanto tiempo.
Tal vez duró toda la tormenta. 
Tal vez todo el invierno.
Tal vez duró  toda la vida.
Tal vez sólo en el recuerdo.
(Silvio Rodríguez. Que hago ahora  contigo?) 

La esperanza invade y se acerca, como preludio de la primavera
Pero los pies siguen helados, como el alma y la añoranza.
Dicen que se tiene que estar muy preparado para los grados bajo cero. Para la nieve de más de un palmo. Pues estas inclemencias dejan al corazón helado. A La alegría marchitada como flores de verano. La mirada alicaída como los tempanos del tejado.
La tristeza por las rodillas desequilibrando al desengaño.
Dicen que hay que estar muy preparado para vivir en estos valles sin ser foráneo. 
Dicen que quien busca encuentra aún en la intensa niebla..aquello para lo que está preparado..aún con la tristeza en su cabeza bailando. Y la apesadumbre acompañando. 
Aún sin ser de aquí.
Y repito:
Aun sin ser foráneo.
Porque todo momento es ahora
Y el aquí todo lugar.
Porque se puede vivir de cerca,
Y de lejos, se puede soñar.
( Nawja Nimri. Como un animal)





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